A la hora de analizar si un autor o artista me gusta o no, siempre ha habido una cosa que me ha llamado la atención, y es que algunos autores con extensa y reconocida obra, que en un principio pensaba que no me gustaban, tienen un aspecto de gran interés que me hace, finalmente respetarla y es su capacidad de trabajo, la creación de una línea clara y un lenguaje propio.
Esta reflexión me ha venido a la cabeza, indirectamente, al pensar si la obra de Agust Sander me gusta de verdad como pensaba o por el contrario debería ser un mero respeto el que debería tener. Y al volver a ver sus fotografías me ratifico en su gran valor entonces y en nuestros días. No solo tiene una extensa obra, no solo tiene una línea clara de trabajo, no solo es reconocido, hay algo más.
Agust Sander nació en Alemania en 1876. Hijo de un carpintero de una mina se inicio en la fotografía como asistente del fotógrafo de la propia mina. Realizó el servicio militar como asistente de fotografía. Vivió en un principio en Linz y más tarde en 1920 se sumo al Grupo de artistas progresistas de Colonia en donde vivió, viajando por toda Alemania.
El principal legado de Agust Sander es su trabajo “Hombres del siglo XX”. Increíble y extensa obra sobre la sociedad alemana producida en el periodo de entreguerras y después de ella. El trabajo se compone de cientos de retratos realizados hasta los años 50 de la plural Alemania divididos en siete categorías: campesinos, comerciantes, mujeres, clases profesionales, artistas, la ciudad y el pasado, los sin hogar y veteranos de guerra. La obra de Sander trasciende la mera catalogación de los diferentes estratos de la sociedad y la observación inmediata. Existe una observación, que duda cabe, pero está carente de prejuicios, siendo atrevida y delicada al mismo tiempo. Su forma única de poner la cámara, de interactuar con los retratados buscando de una manera directa la expresión de sus ojos, la forma en como visten , como se relacionan con el entorno, nos transmite todo el carácter y experiencia del fotografiado.
Si pensamos a través de todas estas fotografías lo que era verdaderamente la sociedad alemana con todas sus diferencias y lo que difería del modelo Alemán buscado y promulgado por la Alemania nazi, no es de extrañar que fuera perseguido, que mataran a su hijo y buscaran sus libros y fotografías para ser quemadas. Menos mal que nos quedan cientos de imágenes para pensar, que hoy en día también, la diferencia es real y necesaria y que aunque algunos intenten manipularla, algunos trabajaran para que esto no ocurra.