Resulta que ahora, en esta sociedad llena de aparatos de captura electrónica que no dejan de disparar, de acumular, de enseñar imágenes, en el facebook, el flickr, sin saber el porqué en el mejor de los casos, no existe ningún tipo de intención ni de reflexión a cerca de las imágenes que tomamos; crear imágenes para ver-no ver. En la época de lo analógico existían muchas menos cámaras, se realizaban muchas menos fotografías. Se seleccionaban, se analizaban, se archivaban y se mostraban, con unos criterios y con una intención diferentes y a mi juicio superior. Superior en la medida de que el solo hecho de disparar comprendía, la mayoría de las veces, un estudio del encuadre y una intención, testimonial, familiar. Con lo “digital” disparamos y disparamos, directamente, rápidamente, creemos que es barato, acumulamos en nuestros ordenadores, sin ninguna intención. Perdidas en nuestros discos duros, posiblemente obsoletas al cabo de unos años por sistemas operativos y formatos de archivo inoperantes, las imágenes dejarán de existir, sin haber existido. Su triste existencia, en muchos de los casos, habrá sido resumida a una rápida visualización en la pequeña pantalla de nuestras cámaras y en el mejor de los casos en la pantalla de nuestros ordenadores, para luego dejar de tener referente de lugar, de fecha y quién sabe de existencia, si me acuerdo donde esta, si me acuerdo de ella, de la imagen. Y si encima nuestro disco duro ha dicho basta y tonto de mi, sin copia de seguridad. Por que antes hacíamos menos y a veces menos es más. Nuestro cerebro guardaba muchas de ellas como oro en paño configurando parte de nuestra existencia. Es en fin una pregunta que me viene un montón de veces, de manera insistente, al contemplar en algunos momentos, la visualización in situ del uso indiscriminado de todos los aparatos-máquinas de captura digital con que contamos actualmente.
A todo esto y la mayoría de las personas no lo saben o desconocen el alcance legal de la misma, existe una ley de derechos fundamentales a la propia imagen o derecho a la personalidad, gracioso el nombre, que nos prohíbe, después de darnos el juguete y la posibilidad que por el mismo precio capturemos las imágenes que queramos, de no solo enseñar, sino el mero hecho de capturar, cualquier imagen sin el consentimiento firmado de la persona de quién realizamos la fotografía. Y como se come esto la sociedad. Construimos y desarrollamos tecnología, supuestamente para una mejora en la calidad de vida y desarrollo y luego prohibimos el uso, para en casi todos los casos no tenerlo en cuenta.
¿A donde van a parar todas esas imágenes y cual es su sentido?
Existe una relación con lo que se pensaba a cerca de los beneficios que el desarrollo maquinista del siglo pasado aportaba a la sociedad capitalista con lo que actualmente pueda aportar la revolución digital que el software y sus aliados supuestamente nos dan. Al principio de la revolución maquinista se endioso el poder de la maquina, para luego más tarde y entre otros Paul Strand, hacer una critica al uso indiscriminado y sin sentido del poder que se daba a la maquina y a los avances tecnológicos. Pues si bien en un principio todo pueden parecer beneficios, el coste de posesión de la tecnología y los desequilibrios que puede crear hay que tenerlos en cuenta. La carrera tecnológica hace, en muchos casos, perder trasfondo y objetividad de la realidad. Habría que humanizar y dar sentido siempre al uso de la máquina. En el caso de la cámara- maquina fotográfica el hombre pierde el control del por que de la realización de las imágenes y estas pierden su sentido. La imagen siempre ha sido un reflejo de la sociedad y en muchos casos nos enseña, mostrándonos con anterioridad, el lugar en que nos encontramos y hacía donde va la sociedad. ¿Y que reflejan ahora mismo nuestras imágenes? ¿Un no lugar, una falta de selección, de conciencia y de valores? No me gustaría transmitir la sensación de un final, del desastre total, pero si que me gustaría transmitir es una sensación de necesidad de realizar un punto de inflexión en torno a la imagen y lo que puede significar “la realidad”, de intentar saber hacía donde vamos.
Gracias por los comentarios!!
Me gustaría comentar o aclarar algunas cosas con respecto al post.
Creo que sería importante decir que la intención del mismo, aunque reconozco que a veces lo pueda parecer, no es reivindicar el uso de la fotografía analógica en favor de la digital. Ni tampoco el de «los tiempos pasados o los usos pasados» fueron mejores. Lo que reivindico es poder hacer una reflexión de uso de la imagen tal como la contemplamos hoy en día, para tal vez para tener hábitos de visión más críticos, en el sentido de que hacemos y como usamos hoy en día la cámara y las imágenes que generamos. Y si algo podemos aprender del pasado analógico es una forma de ver más pausada. Creo que interesar no desdeñar y perder algunas formas, algunos tiempos, que siempre se han dado saludablemente en el uso de la critica.
Creo que el mejor momento es el presente, que es el que nos toca vivir y que las herramientas que disponemos, son herramientas que nos abren muchos caminos todavía por descubrir, claro esta de diferentes maneras a como lo hemos hecho hasta ahora o eso debería ser nuestra obligación, por que el deber de cualquier creador es experimentar (como diría Rodchenko).
Saludos
Muy buena tu reflexión Floro. A mí, esta inmensa acumulación de imágenes me agobia bastante y también me irrita la falta de selección de la gente al publicar miles de fotos, entre ellas algunas buenas, pero que se pierden entre otras sin ningún interés. Me recuerda a esos grandes canastos de ofertas que ponen en las tiendas de ropa, en los que a veces se encuentran joyitas, pero que requieren mucho tiempo y energía para encontrarlas. También me supera bastante el tema de los aceleradísimos cambios en la tecnología que vuelven obsoletos muchos formatos en poco tiempo y que obliga a estar constantemente actualizándose (tiempo y energía otra vez, que preferiría usar en otra cosa).
Supongo que sabes que ha habido un gran terremoto en Chile hace poco. La avalancha de imágenes e información sin filtro ha sido enorme y produce mucha ansiedad en las personas en un momento en que lo que más se necesita es serenidad y claridad para solucionar el desastre. Para mí es un ejemplo de la cultura de la inmediatez, la aceleración, la rápidez… ¿para qué?
Gracias Jaco!
Me encanta el símil con lo de la tienda de ropa, lo del rebuscar y lo de los cambios tecnológicos que te quitan tiempo para hacer otras cosas más provechosas.
Saludos